27 de octubre de 2013

Discurso por los 80 años del Colegio San Cayetano

Discurso por los 80 años del Colegio San Cayetano

25 de octubre de 2013 a la(s) 17:58
                                                               Colegio San Cayetano
Acto Homenaje 80 Aniversario
Año de la Fe                      *             Año Mariano
Discurso

80 años. Cómo sintetizar en pocas palabras la magnitud de este acontecimiento? Algunos podrían esperar una larga lista de fechas ordenadas cronológicamente en la que se mencionen los principales acontecimientos, como ser la llegada de los primeros religiosos, allá por  el año 1933, la creación del edifico escolar, sus ampliaciones y remodelaciones, la construcción de la capilla, la creación del comedor, el nivel inicial y así otros tantos eventos que hacen a la conformación de nuestro colegio.
Sin embargo  me decidí por retomar una de las  ideas fundantes de la educación montiana, la idea de “asistencia y educación” propia del  carisma confiado al Beato Luis María Montí y que actualmente sostenemos y desarrollamos.  Este conjunto de los "dones de asistencia", son  aquellos dones que "consagran a las obras de caridad, a la asistencia de los pobres y de los abandonados”. Esta asistencia se manifiesta en el cuidado de los enfermos, sin distinción ni discriminación, y en la acogida y cuidado de los huérfanos, niños y jóvenes privados de un contexto familiar.  La asistencia, puede ser económica, sanitaria,  social, emocional o espiritual. Estamos convencidos que  para asistir no sirven las solo las palabras, lo único que es realmente contundente en la asistencia al otro, es la ayuda auténtica, la que se siente, la que emociona.
 Ser “buenos samaritanos” con los demás, es  pensar en el prójimo,  inclinándonos  a llevar ayuda a los necesitados, a llevarles el amor de Dios. Para ello, no podemos tener el “motor apagado” por el egoísmo, por la mentira, por sacar una ventaja para un beneficio propio. Cuando un alma trabaja cerca de Dios obtiene paz, serenidad, consigue apaciguar los ánimos. Cuando hay amor y hay cariño se hacen las cosas con mayor ilusión.  No pensemos con el razonamiento “cuanto doy” sino cuánto te das, cuánto tú te das, entrégándonos a la causa de los demás. Debemos entonces, tal como lo venimos haciendo a través de las generaciones de religiosos, docentes, alumnos y exalumnos que pasaron por el colegio en este tiempo, poniendo esfuerzo, tiempo, trabajo, atención. Haciendo todo con amor; cultivando la humanidad, la civilización, la alegría, la sinceridad. Hay que cultivar los valores espirituales y  estar contentos. Hay que cambiar por dentro, para que la asistencia sea genuina y efectiva.
Los primeros hermanos, los “padres azules” o “curas azules” como los nombramos con cariño y respeto  traían al igual que Monti, la alforja llena de sueños. Sueños que poco a poco y con ayuda de la Providencia fueron concretándose uno a uno.
Los sueños e ideas, fueron adquiriendo forma propia con el correr de los años, tal como lo menciona nuestro ideario, al  Definir principios pedagógicos adecuados e innovadores,  al Idear un estilo educativo basado en el "ser familia" que acoge al huérfano como "hijo enviado por la Providencia ... ", al Valorizar a nivel pedagógico y existencial las carencias y limitaciones, para que se convierten en motivaciones promotoras de un "sueño", al Acoger con valor y visión de futuro las señales de Dios, al Profundizar la relación entre la catequesis y la formación profesional como elementos fundamentales para la promoción humana de nuestros alumnos, de acuerdo al carisma Montiano. Convirtiendo la acción educativa en un hecho de relación interpersonal, que se basa en la relación  de amor padre-hijo.
Esta relación se vé plasmada en los docentes con vocación personal, preparación profesional, y compromiso que pasaron por estas aulas y por los que aún las transitan. El docente Montiano se caracteriza por  ser un misionero,  que ilumina, anuncia y revela con amor, dulzura y dedicación, al igual que el “buen pastor” la ciencia y la fe.
Las familias, como sostenedoras del proyecto Montiano, nos confían desde hace 80 años, la educación de sus hijos,  en ellas confiamos para que lo sigan haciendo, pero reconociendo en ellas el valor que tienen para iniciar en el proceso de socialización y educación primaria, aquella educación que solo pueden dar el papá y/o la mamá, en la confianza de una relación de amor puro y verdadero, esa  educación  que no aparece en los libros de texto,  y no se puede plasmar en un programa escolar. Actualmente debemos reconocer la existencia de “huérfanos de padres vivos”, niños, que cuyas familias no asumen la total responsabilidad en su formación, pero es allí donde se hace presente el amor de Dios, la asistencia montiana, de contención y apoyo al otro….No estamos acaso llamados a ayudar al otro?  “Dar hasta que duela y cuando duela dar todavía más”, dice la Madre Teresa de Calcuta.
Estos 80 años, nos encuentran llenos de energías, de más sueños, de ideas, ilusiones y proyectos que nos proyectarán aun más en la comunidad, a través de la educación, la formación auténtica y nuevos modos de asistencia a los niños y jóvenes.
Así en esta oportunidad estamos inaugurando nuevos espacios de aprendizaje,  espacios de asistencia a la formación integral de nuestros niños y jóvenes.  Un “Espacio Lector” que permita a los alumnos convertirse en lectores auténticos, capaces de emitir juicios de valoración, construcción de nuevos conocimientos , de reconocer la belleza de las palabras, de abrirse a la aceptación de otras ideas y sumergirse en el mundo de la cultura letrada a través de la literatura. Por este proyecto debemos agradecer a las familias que con su compromiso, dedicación y tiempo lo hicieron posible.
Otro espacio del que podremos disfrutar y aprender es “El museo institucional”. Por qué un museo?  Porque “somos lo que recordamos y recordamos lo que podemos contar, relatar, reinventar y metaforizar sobre nosotros”. Cada recuerdo que atesoramos, repudiamos, sufrimos o superamos, forma parte de lo que somos y se despliega y manifiesta en nuestras prácticas. Nuestras experiencias y recuerdos educativos nos atraviesan como institución. Los museos deben su origen al deseo de coleccionar, impulso natural del ser humano, que responde a la necesidad espiritual de preservar la memoria individual y colectiva, y asegurar la trascendencia. Su enorme potencial educativo radica en la capacidad de transmitir valores culturales de una generación a otra, a través de la adquisición, investigación, estudio y difusión de las obras y objetos más representativos de la cultura escolar.
Un museo pedagógico es un lugar privilegiado donde se hace real el sueño de encontrarnos con materiales o elementos histórico-educativos, que nos ayudan a reconstruir nuestra memoria histórica de la educación. Este tipo de museos no permite exclusivamente una única lectura o interpretación de la realidad, siendo múltiples los aprendizajes que invita a realizar. Contar con uno de ellos supone gozar de la oportunidad de mirar, recrearse en los objetos y en los periodos históricos, escuchar, explorar, sentir, imaginar, añorar, razonar, indagar, recordar, comprobar, etc.
Faltan caminos por recorrer, faltan lugares por descubrir, faltan sueños por realizar. Lo que no falta son las ganas de trascender, de dar amor, de brindar asistencia.
Quiero terminar este momento con un marcado mensaje del papa Francisco que hoy más que nunca nos atraviesa y nos revela el camino para seguir transitando con fe y vocación nuestra misión educadora;  Francisco nos dice: “Caminemos juntos todos, cuidémonos los unos a los otros, cuídense entre ustedes, no se hagan daño: ¡Cuídense! Cuiden de la vida, cuiden la familia, cuiden la naturaleza, cuiden a los niños, cuiden a los viejos. Que no haya odio, que no haya peleas, dejen de lado la envidia y no le saquen el cuero a nadie; dialoguen, que entre ustedes este deseo de cuidarse vaya creciendo en el corazón y acérquense a Dios.”
Feliz cumpleaños Colegio.
Nada más. Muchas gracias.

Lic. Prof. Augusto Burgos
Director Nivel Inicial y Primario
25-X-2013

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