Queremos iniciar los este nuevo año, con el lema que nos unirá como familia montiana:
8 Líneas de acción
I. Peregrinar junto a María por los caminos de la fe y el encuentro.
Peregrinaciones a los santuarios marianos: en nuestros países se hallan una gran cantidad de santuarios consagrados a la Santísima Virgen y cada Comunidad tiene posibilidad de hacer su camino de la fe hacia uno de estos lugares de oración y recogimiento. Existen realidades en donde las peregrinaciones juveniles ya se vienen realizando. Todas las Comunidades coinciden en el deseo de hacer una peregrinación central en algún momento del Año Mariano.
II. María: una de las perlas preciosas por redescubrir.
Reflexión y estudio en torno a la persona de María. Es comúnmente sentida la necesidad de profundizar y aportar elementos a nuestra espiritualidad mariana en dos ámbitos específicos: Como Comunidad provincial para todos los Hermanos. En el ámbito de la misión para con los laicos que trabajan en nuestras obras y en sentido amplio para la Familia Montiana.
III. Una espiritualidad que se expresa en la piedad.
Es compartido por todos la necesidad de una vuelta a prácticas de piedad características de la Congregación resignificadas y enriquecidas a la luz de los aportes actuales de la teología. Es notorio que existe la intención de acercar la presencia de María a las familias cercanas a nosotros, también por la piedad y la devoción que de por sí se halla en nuestra cultura popular.
IV. Junto a la Familia Montiana nos encontramos en Familia con María.
Aprovechando el trabajo que ya se viene realizando en perspectiva de Familia Montiana con la concreta realización de los retiros que cuentan con la participación de religiosos y laicos y los encuentros de Familia Montiana que se realizan en la mayoría de nuestra comunidades, situar a la persona de María en el centro de las reflexiones con aportes simples, ricos en profundidad e imbuidos en la espiritualidad de Luis María Monti.
V. Dar a conocer a la Iglesia el rostro de nuestra Madre que contemplamos.
Consiste en la generación de material gráfico inspirado en nuestro ícono característico de Silverio Capparoni que sirva como vehículo para compartir la riqueza de nuestra espiritualidad mariana.
VI. Junto a María San José para una espiritualidad de Familia.
Coincidiendo con la revalorización impulsada por el Papa Francisco de la figura de San José desarrollar la tarea del Año Mariano en todos sus ámbitos haciendo referencia a nuestro Patrono San José.
VII. Por amor a los jóvenes para acercarlos a María.
La tradición concepcionista en Latinoamérica se caracteriza por la profusión del apostolado en el ámbito de la asistencia a los niños y jóvenes contando en este momento con una gran población de niños, adolescentes y jóvenes de diversos estratos sociales a los que se sirve, por ello, las distintas realidades apuntan a generar iniciativas relacionadas con la vida al aire libre, el deporte, el arte, tendientes a motivar la reflexión y la cercanía a María Inmaculada desde la sensibilidad juvenil.
VIII. En el dolor María signo de esperanza.
Es propio también de nuestro ámbito cultural la referencia a María en el momento de la prueba, del dolor y el sufrimiento, especialmente de nuestros hermanos que sufren en la enfermedad. De hecho así lo constata el magisterio cuando indica que hay una vasta tradición en torno a una espiritualidad de la Cruz y de la Madre junto a la Cruz, propia de nuestros padres y abuelos que se constituye también en una oportunidad para acercarnos al lecho de dolor de nuestros enfermos desde la perspectiva típica de nuestro carisma de asistencia.
La Congregación en Latinoamérica presenta un rostro rico en diversidad y con una gran multitud de expresiones y puede ser un objetivo también de nuestro Año Mariano el emprender caminos de síntesis para una mayor comunión en nuestro ser y hacer la Familia de Padre Monti en estas tierras.
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Texto Montianos sobre María
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